Mi jefe, una dominatrix secreta, me venda los ojos en el trabajo y luego me lleva a casa para un viaje salvaje. Agachada, doy placer a su gruesa polla antes de montarla duro. Esta autoridad madura feminista sabe cómo hacerse cargo.
Como rubia madura y autoritaria, he sido bendecida con un generoso benefactor que alberga un fetiche secreto por el BDSM.Sin el conocimiento de mis colegas desprevenidos, se entrega a sus deseos morbosos detrás de puertas cerradas.Este día, mientras me unía a él en el lavatorio, tenía una petición tentadora.Él anheló explorar su lado dominatrix, y me encomendó la tarea de ayudarlo.Me encontré atada, vendada y doblada, dispuesta a servirle.Su miembro bien dotado se mantuvo alto y firme, una vista que nunca falló en acelerar mi pulso.Lo di la bienvenida a mi boca, saboreando cada centímetro de su grosor.Luego, lo monté, cabalgándolo con el fervor de una vaquera experimentada.En la privacidad de su boudoir, continuó el juego de poder y placer.Entrendida a sus acaricias maestras, mi trasero resonaba con sus potentes embestidas.El éxtasis era insuperable, un testimonio de la potencia de nuestra dinámica desempleada empleador-.
Norsk | ภาษาไทย | 한국어 | Türkçe | Suomi | Dansk | Ελληνικά | Čeština | Magyar | Български | الع َر َب ِية. | Bahasa Melayu | Polski | עברית | Svenska | Русский | Bahasa Indonesia | Deutsch | Español | English | Português | Română | 汉语 | 日本語 | Français | Italiano | ह िन ्द ी | Nederlands | Slovenščina | Slovenčina | Српски